Cosa extraña esta que relataremos a continuación; extraordinaria podría decirse ya que lejos estamos de creer en milagros. Sin embargo, el suceso nos dejó anonadados, se diría que hasta abatidos y sin habla. En medio del trabajo de investigación sobre la vida y la muerte de nuestro sujeto de estudio, resulta que Epaminondas, se nos apareció de pronto dejando miradas aterradas, desconcertadas. Devastación total. El trabajo perdió credibilidad o pasó a ser el relato de un mito viviente, un recuento de recuerdos de este poco ilustre hombre que esa tarde, mientras íbamos en búsqueda de nuevos testimonios, se presentó de cuerpo presente; así, sin más que un "buenas tardes" como si nada fuese. Y nada fue en realidad porque así como se nos presentó, se fue. Sin mayores explicaciones del caso.
Lo cierto es que ese día, la búsqueda estaba inspirada en una de sus frases sobre el amor, tomada de su escrito “Loas al amor con tendencias enfermizas” anteriormente mencionado, que dice lo siguiente: "¿Por qué los sentimientos nos joden el corazón? El caso es que la frialdad debe ser parte de cada una de nuestras entregas. Dominar los impulsos es todo un arte, dejarlos fluir también; controlar los celos es una lucha constante contra el egoísmo. Dejar libre lo que se ama, es en un acto de lógica conquista de una virtud. Pero duele, y el ibuprofeno no sirve para estas cosas."
Comenzábamos a creer en un suicidio, Epaminondas era... perdón, "es" un tipo que tenía sus momentos de brillantez reflexiva -ahora no lo sabemos con certeza-. Es más; no sabemos si continuar con este trabajo o comenzar de nuevo. O tal vez lo dejemos como está. Bueno, no lo tenemos claro todavía.
Lo cierto es que ese día, la búsqueda estaba inspirada en una de sus frases sobre el amor, tomada de su escrito “Loas al amor con tendencias enfermizas” anteriormente mencionado, que dice lo siguiente: "¿Por qué los sentimientos nos joden el corazón? El caso es que la frialdad debe ser parte de cada una de nuestras entregas. Dominar los impulsos es todo un arte, dejarlos fluir también; controlar los celos es una lucha constante contra el egoísmo. Dejar libre lo que se ama, es en un acto de lógica conquista de una virtud. Pero duele, y el ibuprofeno no sirve para estas cosas."
Comenzábamos a creer en un suicidio, Epaminondas era... perdón, "es" un tipo que tenía sus momentos de brillantez reflexiva -ahora no lo sabemos con certeza-. Es más; no sabemos si continuar con este trabajo o comenzar de nuevo. O tal vez lo dejemos como está. Bueno, no lo tenemos claro todavía.