martes, 20 de diciembre de 2011

Me encontraste hablando sola.



 Acabo de baldear el piso con mis lágrimas, ya está. Primero saqué todas esas cosas viejas que me ataban al pasado, incluso ropa de cuando era soltera. Luego, con eso sequé el piso. Listo. Como nueva.
Canté mientras borraba tus huellas, una genética dispersa por todo el comedor, demasiado oscura para mi gusto; lloraba y cantaba recordando las veces que quise hacer esto y no había podido. Y bueno, con paciencia todo llega, como el filo del cuchillo a tu cuello. Y no fueron mis manos, fueron las tuyas.