sábado, 7 de abril de 2012

Grand Jesus 4X4

El tipo, dueño de una poderosa 4X4, recorría los caminos de montaña pensando en su desgraciada vida, apretado por deudas de una familia acostumbrada a la vida de consumo y también por sus propios excesos; todo lo cual lo llevó a su separación luego de descubrir que su mujer lo engañaba con la mucama y con el jardinero, al mismo tiempo que el jardinero, entonces, también lo estaba engañando a él con su mujer y con Pupi, el Gran Danés que crió de cachorrito. Sus hijos, absolutamente descarriados, estaban en una isla bailando por cantar, abandonando el rentable negocio funerario de sus ancestros y lo único que le quedaba era esa camioneta  que tenía patentes impagas, cientos de multas y le soplaba la junta de la tapa de los cilindros. Solamente le quedaba el suicidio por delante, y justamente a sus ojos se abría el ancho río que lo llevaría a él a la muerte buscada. Encaró el camino polvoriento rodeado de espinosa vegetación, las pequeñas piedras saltaban escupidas por los neumáticos, sus manos en el volante con el rumbo definido hacia el agua y su pie, firme en el acelerador, no cedía presión e imprimía velocidad hacia su salvación. El agua estalló abriendo camino al vehículo formando un abanico de efímera existencia y comenzó a internarse en el caudal, siguió avanzando hacia el centro del río. El hombre, decidido pero aterrado, con sus ojos cerrados esperaba que le llegara el ahogo, la desesperación, la... la... nada. La 4X4 continuaba su recorrido por sobre ese curso de agua cuya profundidad parecía no exceder los cincuenta centímetros.
Abrió los ojos, sorprendido por tamaña señal del altísimo, de la vida, de lo que fuere que le dio una segunda oportunidad. Se quedó aferrado al volante, el sudor fue lo único húmedo que sintió en ese momento. La camioneta se detuvo por un desperfecto mecánico, y quedó varada sobre el agua. Así, giró lentamente la cabeza observando a su alrededor y su humor cambió repentinamente, se burló de su ignorancia sobre esta geografía que lo había engañado. Pero se había salvado de la muerte.
Fue entonces cuando comenzó a pensar en la estupidez que había estado a punto de cometer, en la barbaridad de no encontrar otra salida más que esa para solucionar sus problemas, recordó frases de autoayuda como aquella que dice "no estás deprimido, estás distraído", famosas palabras de Facundo Cabral, y recordó las cosas buenas que todavía tenía para compartir y enfrentarse a una nueva etapa de su vida. Empezaría todo de cero, todo de nuevo; hasta su manera de pensar estaba comenzando a cambiar luego de semejante demostración del destino de que tenía que seguir viviendo, que alguna misión le quedaba por cumplir del lado de los vivos en este mundo cruel pero lleno de oportunidades para los osados y decididos. Así que abrió la puerta y con renovadas energías dio su primer paso en este presente que enfrentaba lleno de esperanzas en el porvenir y se hundió, irremediablemente, en las profundidades del caudoloso curso de agua, sobre el cual la camioneta flotaba siempre y cuando sus puertas se mantuviesen cerradas.

Moraleja:
Si tenés una Grand Jesus 4X4, leé bien el manual de instrucciones.