sábado, 29 de enero de 2011

Todos los días

Alguien tiene miedo a leer sobre la muerte. Sin embargo, normalmente se topará con ella sin que lo llame, porque no será el momento. Alguien tiene miedo de que la muerte lo toque y no se enterará cuando lo haga. Irá por la vida lamentando su terrible ventura por ser un mortal más, sin embargo sabe que no vivirá por siempre. Allá no hay nada, se dirá; o allá conoceré todo.
Con su hato al hombro caminará por su barrio, ése que lo ve mojarse en los zaguanes, en los bancos de la plaza, o en la parada de colectivos techada. Que lo ve tiritar, helado hasta las tripas llevándose a la boca un tetra adquirido con monedas. Bajo las rastas, naturales, su cabeza cruje, se estruja y piensa: "No leeré nada sobre la muerte".
Y en aquella esquina en ochava, debajo de la ventana ve, una bibicleta pintada en la pared; una bicicleta que nadie monta, vacía y llena de preguntas. Y piensa: "No leeré nada sobre la muerte". Y seguirá caminando, para no congelarse.
Alguien lo cruzará, alguien que siempre lo observa deambular por ahí, y pensará: "No leeré nada sobre la muerte", y se subirá a su nuevo automóvil, como todos los días, después de darle sus monedas al mendigo; y éste escribirá en algún muro, luego de agradecer el gesto: "Un día más, y nada más."