(Comunicado)La Red-PAR (Periodistas de Argentina en Red por una comunicación no sexista) manifestó su repudio y preocupación por la última campaña publicitaria de la marca Fiorucci en la que puede verse la fotografía de una mujer desnuda, de espaldas y con las manos esposadas.
Si hay algo que me joroba soberanamente la femineidad es que algunas organizaciones que defienden los derechos de la mujer me defiendan prohibiendo determinadas exposiciones públicas, especialmente algunas publicidades en donde aparecen cuerpos femeninos escasos o sin ropa, o mostrándonos en situaciones de fantasías eróticas. Esto lo menciono porque hace poco se hizo bajar una gigantografía de una marca de jeans muy conocida en donde el símbolo de los “jeans de seguridad”, se interpretó como violencia simbólica hacia la mujer. A ver. Si es violento disfrutar de nuestra sexualidad, teniendo en cuenta que nos basamos en la seguridad en nosotras mismas, como mujeres de acción, en igualdad de derechos frente a la consideración masculina, pues entonces seamos IGUALES en ese aspecto, caramba. Demostremos que el pensamiento del macho que nos pisa la cabeza ya no existe o está pronto a extinguirse. Creo que la marca de la suela todavía está en la cabeza de algunas de nosotras, en el sentido de ofenderse ante la evidencia de que en la intimidad sabemos disfrutar sin tapujos una sexualidad sin represiones y como nos plazca. Ya no es el hombre el que lleva la parte activa en el sexo, eso es tan primitivo como pensar que las madres no tienen vagina hasta el momento en que sus hijos se van a hacer sus vidas como corresponde; hecho que ha llevado a muchos fracasos de parejas y a una histeria maternal y paternal notable.
El problema es la escasa seguridad en nosotras mismas, un problema que se nos presenta gracias a la confluencia de mensajes de una ambigüedad que no es casual. Somos trabajadoras, amas de casa, gimnastas, madres, administradoras de un tiempo que cada vez es más escaso, inarrugables y secas de vientre por decreto, vendemos desde ojotas hasta perfumes mostrando el trasero y ¿no podemos permitir que muestren un trasero que diga que también disfrutamos de una sexualidad consensuada y con protagonismo?
Mis queridas XX, si no cambiamos la manera de pensar, ellos seguirán pensando y actuando de la misma manera para con nosotras. No creo en el feminismo extremo; me gustan ciertos juegos de rol, en donde la debilidad se torna poderosa, amada, deseada, buscada. Es el equilibrio y la discriminación entre lo que queremos y nos dijeron siempre que debemos querer; que es muy diferente. Todavía persiste la idea de que el pensamiento libre de la mujer desemboca en libertinaje: ¿Es esa la imagen que queremos para nosotras? Ellos nos necesitan tanto como nosotras a ellos, sin embargo, la sociedad masculina se arroga el derecho de nombrar como gatos a las mujeres que juegan como ellos al gato y al ratón. Ahí se encuentra el “desdudar al macho”; que no le queden dudas de que las mujeres tal vez tengamos mucho más clara la cuestión de la libertad y la igualdad y eso se traduce en equidad; sin vericuetos de moralismo histórico arraigado en la sociedad.
No quiero que nos prohiban, quiero que instruyan a la sociedad en la conciencia de la equidad, entendida desde el conocimiento de cada persona de defender lo que le corresponde; como una justicia natural, con la dignidad ganada desde las fortalezas y debilidades de cada uno, individualmente, porque cada uno puede hacer lo que le plazca con su vida, sin jorobar la ajena.