“Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;”
de lo mismo que culpáis;”
Redondillas, Sor Juana Inés de la Cruz, allá, por finales del 1600.
La situación parece ser paralela actualmente, con lo que sucedía hacia la segunda mitad del S. XVII, cuando nuestra amiga Juana escribía en un convento. La propuesta es actualizar los vocablos sin perder el sentido que los originó, cosa que no será demasiado complicada ya que parece que no hay nada nuevo bajo el sol.
Muchos recordarán las famosas “Redondillas” y si no las recuerdan, las iré copiando para que pueda notarse la similitud entre el S XVII y el XXI. Estas estrofas, están tan vigentes y omnipresentes como trasero de bailarina del “bailando”, y de la misma manera siguen firmes como tales pompas que, a sacudones, se ganan su lugar en el mundo.
¿Qué decía Sor Juana? Bien, vamos por partes, decía Jack el Streepper d’or (véase esto como actualización jocosa de Jack el Destripador).
“Hombres necios que acusáis /a la mujer, sin razón, /sin ver que sois la ocasión /de lo mismo que culpáis; /si con ansia sin igual / solicitáis su desdén, / ¿por qué queréis que obren bien /si las incitáis al mal?”: Muchos hombres, demuestran ser unos energúmenos sin raciocinio, cuando andan por ahí juzgando mal a las mujeres que dan el sí, a la propuesta que, básicamente, se relaciona con tener sexo sin mayores prolegómenos, cuando, en realidad, buscan y desean que les digan que sí.
“Combatís su resistencia / y luego, con gravedad, / decís que fue liviandad / lo que hizo la diligencia”: Ante una negativa, se arrastran, buscan, insisten, insisten, insisten... y después, dicen que les resultó fácil, cuando, en realidad, consiguieron el objetivo luego de durísimas negociaciones.
“Parecer quiere el denuedo / de vuestro parecer loco, / al niño que pone el coco / y luego le tiene miedo.”: Este género, clase, estilo, tipo (en definitiva) de hombre; piensa de manera tan incoherente y contradictoria, como un nene que se hace el valiente, pide que le dejen ver una película de terror y después se va a dormir a la cama con sus papis porque se muere de miedo.
“Queréis, con presunción necia, /hallar a la que buscáis /para pretendida, Thais, /y en la posesión, Lucrecia. /¿Qué humor puede ser más raro /que el que, falto de consejo, /él mismo empaña el espejo /y siente que no esté claro?”: Resulta que entonces, este tipo de hombre, parece que siente que tiene que elegir el bocado correcto en el mismo lugar en donde come y defeca (según su pensamiento, claro)
“Con el favor y el desdén /tenéis condición igual, /quejándoos, si os tratan mal, /burlándoos, si os quieren bien.”: Generalmente les da igual la respuesta a la hora de su valoración: Si dice sí, es una mina fácil; si dice no, es una reprimida histérica. Todo mal.
Queridas XX, “esos” hombres no están bien de la cabeza, los hay mejores. Las Redondillas continúan, pero hasta acá llegamos: Si quieren más, me avisan.