Trato de escribir algo coherente. Por partes pude ir armando un texto, ese que forma mi vida. Papeles, esperados o no; papeles sueltos de noche y de día, de madrugadas insomnes y de pasados pensados como grotescos. Partes de una desarmada obra que recién comienzo a visualizar: puzzle de piezas sin formas que se van modelando para encajar en el sitio justo de mi memoria. La imagen cobra algo de lucidez. Y pruebo, sin técnicas que me faciliten los extremos ni los límites porque no sé cómo estarán delineados.
Una pieza tras otra, no vienen diseñadas, yo las dibujo y las recorto; las pruebo y me equivoco para sentir que formo parte del universo humano falible, ese que nos hace ser cada vez, más capaces de darnos cuenta de nuestros errores. Nada es perfecto. La imagen me lo muestra poco a poco y eso me hace feliz, porque soy como vos, como él, como cualquiera que tenga ganas de vivir de verdad.
Trato de ser ese discurso en puzzle, ya no sé si es coherente para muchos; me alcanza con que lo sea para nosotros.