Estar enamorado… Ahhhh qué cosa más romántica es estar enamorado… Qué momento tan especial de la vida es estar enamorado… qué etapa tan anhelada, esperada, ansiada es… Estar enamorado…
Cuando una se enamora los ángeles tienen “su” rostro, las flores tienen “su” perfume y nos ofrecen sus pétalos para que uno a uno los arranquemos pensando en él… No me quiere, me quiere, me quiere mucho, poquito, nada y llegar a DESPETALAR un cantero completo hasta que el jardín me diga que me quiere mucho. Hasta los cactus con espinas grandes cuentan, hasta las púas del palo borracho sirven. El palo borracho… Con sus copos de algodón suaves como “sus” palabras, flores que nos recuerdan “su” belleza, y el tronco que me recuerda “su” cintura.
Estar enamorada es caminar con zapatos que me sacan callos pero que me estilizan para verme bella y sentir en el estómago como si tuviese un cinturón gástrico y en el pecho como si me hubiese puesto el Abtronic de la tía Rosita en la quinta velocidad e intensidad.
Estar enamorada es olvidarse de todo lo importante por pensar en él, es pensar en el futuro porque ahí estará él, es depilarse cada semana sólo por él.
Estar enamorada es manejar chequeando en el espejo retrovisor que el pelo esté bien, que no tenga pintura de labios en los dientes y que en mis patillas no haya colorete, como le pasaba a la tía Tomasa, aunque la tía Tomasa tenía problemas hormonales y yo también.
Estar enamorada es tatuarse su nombre en un glúteo, y sentirse orgullosa de eso, sin pensar que en algún momento necesitaremos usar el culote de la abuela para que no se vea o terminar en manos de un cirujano para que lo borre o buscar otro novio con el mismo nombre y darle la sorpresa. ¡Jamás! Porque pensamos, bueno, en realidad no pensamos cuando estamos enamoradas, creemos que lo que tenemos durará toda la vida.
Estar enamorado es no ver sus defectos y creer que no los tiene, que es perfecto, que los detalles que no me gustan pueden pasarse por alto porque es el ser ideal para mí. Es verlo con un halo de luz mística cuando viene, una luz que me ilumina y me deja a oscuras cuando se va. Es sufrir como una desgraciada cuando no puedo verlo, con el pecho comprimido por la ansiedad y por qué no, por los celos de no saber qué está haciendo, con quién está, si estará pensando en mí, si sentirá lo mismo que yo… Porque para sufrir así, la pucha digo, no voy a andar sufriendo yo sola… Nooo querido… No es justo. Y por eso me pregunto ¡¡¡qué cuernos tiene de tan bello estar enamorada de esta manera!!! ¡¡Si él no siente lo mismo que yo no me sirve de nada todo esto que me tortura!!!
Por eso, termino pensando que el enamoramiento es como una especie de enfermedad que se nos pega y que tenemos que remediar o prevenir. Y para eso estoy acá, para prevenir. Ya conocen el dicho: Más vale prevenir que reventar de angustia.