martes, 18 de septiembre de 2012

Cautiva de la tormenta

Demasiado llanto en las ventanas que me separan de este gris parejo y despiadado. Ya no es rumor, es rugido que me deja cautiva frente a lo cotidiano. Azotados entre la desgarrada cortina que no eligió donde caer, los perennes verdes me advierten que aún no es tiempo de retar al viento.

Ahora, los árboles ostentan su débil disfraz de aparente diamantina; los pinos con diáfanos rosarios engarzados, los sauces con argéntea puntilla. Clima gris salpicado por Seurat.

Los sauces renuevan sus latigazos, se despeinan en su defensa y Mercurio ríe, apurado y vehemente: Se ha llevado las efímeras joyas de todos, al final de la lluvia.