lunes, 24 de septiembre de 2012

Re-recuerdos


“La vida sería imposible si todo se recordase. El secreto está
en saber elegir lo que debe olvidarse.”

Roger Martin du Gard (1881-1958)
Novelista francés, Nobel de Literatura en 1937

Alguna vez me di cuenta de que a medida que relataba mis recuerdos, se iban borrando de mi memoria. Perdí muchos. Sin embargo, permanecieron esas sensaciones corporales que dependían del tipo de emociones que me generaban. Pecho apretado, corazón inflamado, boca del estómago comprimida.
Por eso, hace poco había decidido que no contaría nada más sobre mi pasado, experiencias,  solamente para no perder más memorias, nada más que por eso. No es bueno ir por la vida sin tener nada que recordar.
Pero desde el momento en que dejé de contar sucesos, episodios y anécdotas, me di cuenta de que, los que me quedaban, ya no me servían de mucho. Se estaban apelmazando. Entonces, reflexioné que no es bueno ir por la vida teniendo que guardar, para siempre y para uno mismo, los recuerdos, el pasado, la experiencia. Eso es doloroso.
Así que ya no me preocupo por esas memorias que se van cuando las entrego a la vida. Simplemente, procuro contarlas a oídos que no solamente oyen sino que escuchan y las recupero preguntando, buscando e insistiendo en que me digan lo que acabo de decir, entonces las tomo y las vuelvo a guardar para reiniciar el ciclo.
A veces retornan con algunos cambios, pero no me importa demasiado. Las lijo un poco, les paso algo de barniz, las lustro y las acomodo. Quedan más bonitas que antes y hasta parecen recuerdos de otros.
Si alguna no regresa, mi cuerpo las recordará en el pecho, en el corazón y en la boca del estómago, y no sabré el por qué.