Clara sabía que era inútil resistirse a la idea de que todo terminaría así porque sí y nada más. Sentía que todo lo que llevaba vivido no le era suficiente para que se terminara su vida con tantas cosas pendientes. -Me quedan dos años- pensó esa mañana luego de ver el documental sobre el 2012. Pero recordó otras fechas fatalistas como los cambios de milenio, la llegada del cometa Halley y sus famosos gases venenosos, el Hale-Bopp que, según trascendió, traía en su cola una nave lista para ser abordada por la gente que se despojase de su cuerpo a tiempo, con rumbo a una salvación vaya uno a saber dónde. Sí, muchas personas optaron por el suicidio, algunas por temor y otras por sostener una esperanza.
Pero Clara, que tenía una hija, tenía sentimientos encontrados al respecto. Creía en las profecías pero al mismo tiempo había comprobado que las fechas y acontecimientos señalados pasaron y nada ocurrió. Es más, cantidad de hechos señalados como profetizados se descubren luego de que suceden. Entonces, decidió que tomaría las cosas con premura pero con esperanza. Buscó los mapas profetizados por Scallion. Gordon Scallion predice un cambio en la geografía terrestre producto del ascenso de las aguas, y allí buscó lo que sería el lugar en el que recibirían al tan controvertido 2012.
La Patagonia Argentina sería su lugar en el mundo. Una lágrima del Paraíso celestial caída allí en el momento de su creación, un sueño que la persiguió toda la vida y que nunca había tenido el valor de hacer realidad. Era el momento indicado. Vender todas sus posesiones no era gran cosa ya que no era demasiado lo que tenía; pediría poco por ellas y aunque fuese poco dinero sabía que contaba con ella misma y el motor de su existencia, Lucía, para seguir adelante sucediese lo que tuviese que suceder.
..........................................................................................................................................................................
-¡No mamá!- protestó la adolescente temperamental, en total desacuerdo con la decisión de su madre. -Yo tengo una vida social que va a quedar arruinada por tu culpa, andate vos, yo me quedo con papá- continuó, -no entiendo qué te pasa que te querés ir ahora, ¿no te importa lo que yo pienso? Por supuesto que le importaba, más de lo que Lucía creía desde una óptica aún centrada en ella. Pero esta vez sería determinante, la decisión estaba tomada. Tenía solamente dos años para llevar a cabo su proyecto y no dejaría que el tiempo se le fuese en discusiones vanas.
El padre de Lucía no vivía con ellas pero tampoco se había desligado aunque estuviese separado de Clara. Sólo que no compartía la idea de que su hija se fuese a vivir tan lejos por el capricho de una mujer determinada a hacer un cambio radical en su vida. -Lucía se puede quedar conmigo, vos andá, ¿cuál es el problema?, puede estar con vos o conmigo, da igual; dejala que decida.-
Clara recibió la respuesta fríamente, tratando de que la negativa de su hija se transformara en algo positivo, en una resolución inteligente y favorable. Insistió con las bondades del trabajo en el sur, el paisaje, la seguridad de una vida más pacífica y sana, la paz que podrían encontrar en ese sitio... pero nada los convenció. Lucía se quedaba, y con ella se quedaba todo cuanto movilizaba a Clara para seguir adelante. Sin embargo, una mañana del verano del 2010 partió con el rumbo previsto con el objetivo de establecerse allí, porque sabía que podía llevar de vacaciones a su hija unos días antes de la fecha predicha como el fin del mundo. Y sabía que iban a estar bien. -Son dos años, nada más- se consolaba -los meses van a pasar rápido para ella y ni se va a dar cuenta de que yo no estoy allá.-
..........................................................................................................................................................................
La internet las acercaba todos los días. Lucía le contaba pocas novedades de su vida y le enviaba fotos y videos, pero por supuesto la mayor parte del tiempo se conectaba con sus amigos. No tenía demasiado tiempo para extrañar a su mamá y su padre manejaba bastante bien las cosas. Por otro lado, Clara había podido comprar una pequeña cabaña con la venta de su propiedad anterior y ya estaba trabajando como mucama en un hotel. Conoció a un hombre, más joven que ella, que también vivía allí pero era oriundo de una provincia del norte. Congeniaron inmediatamente y lograron vincularse de manera tal que a ella le parecía que su sueño se hacía ciertamente realidad.
..........................................................................................................................................................................
Mientras tanto, en el mundo los cambios en los niveles de las aguas hacían evidente que la profecía, esta vez, era acertada. La gente afectada lo tomaba como un fenómeno que ya cesaría pero sin embargo comenzaban a refugiarse en tierras más elevadas. En Europa comenzaron algunos problemas por densidad de población en las ciudades, por escasez de alimentos, por los nuevos límites geográficos que determinaron el comienzo de guerras territoriales.
En el verano del 2011, las aguas comenzaron a invadir las regiones de América del Norte predichas por Scallion y poco a poco las costas más bajas del Cono Sur comenzaron a perder paulatinamente las playas que otrora fueran grandes centros turísticos. Lucía, como millones de personas, comenzaba a estar en peligro, pero la gente no se enteraba de los problemas que sucedían en otras partes del mundo. Los medios de comunicación omitían información sobre el problema en función de mantener el consumo en los niveles más altos posibles; cualquier cosa que fomentara el menor uso del raciocinio, la mayor diversión y el menor interés por el conocimiento eran las informaciones y programas elegidos y los más comunes eran los casos de asesinatos, robos y secuestros que mantenían a los ciudadanos encerrados casi todo el tiempo en sus casas.
Clara vivía en un mundo aparte, lejos de todo, tenía su espacio en ese lugar pleno de paz; pero la torturaba pensar que Lucía estaba allá, enajenada por el entorno ficticio de la ciudad y sus sistemas de comunicación que le hacían cada vez más dificultosa su conexión con ella. Cualquier correo o diálogo se controlaba, últimamente sin sutilezas, de manera que sólo le llegaban palabras fuera de contexto. Nunca se imaginó que el control llegaría al punto de hacer casi imposible viajar por cualquier vehículo, y comenzó a caer en un pozo depresivo, desesperanzada, arrepentida, odiándose a sí misma.
Cada día que transcurría, parecía quitarle un poco de vida; notablemente desmejorada su compañero la convenció para que viese un médico y fue entonces que, luego de algunos estudios, el diagnóstico le infundió nuevo aliento.
..........................................................................................................................................................................
Si algo había aprendido Clara era hacer de lo aparentemente negativo un medio para la construcción y a esta circunstancia, inmediatamente la transformó en un puente sólido entre Lucía y ella. Por el contrario, antes que seguir decayendo, su ánimo se elevó. Cumplió con los trámites solicitados para traer consigo algún pariente que la asistiese y la respuesta, luego de una espera de seis meses, finalmente llegó: "El Gobierno de la Ciudad le comunica que su solicitud fue procesada y puesta a disposición de las autoridades. La Señorita Lucía M. ha sido citada por el Servicio Social para ser trasladada por Transportes Oficiales. Fecha de salida: 1º de enero de 2012. Fecha y hora estimada de arribo: 2 de enero de 2012, 11:00. El pasajero debe ser retirado por un familiar responsable en plataforma 4 y cumplimentar con las formas legales correspondientes." El gobierno jamás daba explicaciones de nada, así que Clara tenía la tranquilidad de que su hija no tenía la menor idea sobre lo que sucedía.
La noche del 1º de enero, Lucía fue retirada de su domicilio con absoluta discreción y sin mediar palabras; sólo una cédula oficial entregada a su padre quien, al leerla, no tuvo objeciones en firmar.
Luego de un viaje incómodo y agotador, en un micro con ventanillas selladas y ciegas, llegó a la terminal. Al bajar del vehículo quedó absorta, observando a su alrededor,con los ojos doloridos de luz, no terminaba de creer en lo que estaba viendo. Jamás se hubiese imaginado tanta belleza, tanto brillo en los colores y tanto aire puro para respirar. -Es un paraíso- pensó, y ya más calma, se dirigió a la oficina señalada por el oficial.
Allí, la esperaba Clara. Cuando Lucía entró se miraron e inmediatamente se abrazaron y lloraron, descargando toda la tensión acumulada desde que se separaron. Una vez firmados los formularios, ambas emprendieron el camino a casa.
La adolescente continuaba embelesada tratando de entender lo que la rodeaba. Pleno verano y el calor no era abrasador como en la ciudad, las flores a montones dibujaban un escenario salpicado y empapado en colores de un brillo inusual, el agua del lago que bordeaba la ruta era de una transparencia descarada y allá, en las cumbres, la nieve se resistía a perecer. No podía hablar, no se le ocurría hablar por temor a romper ese maravilloso equilibrio de sensaciones maravillosas que estaba experimentando. Las lágrimas borronearon su paisaje y entonces se dio vuelta para mirar a su madre con un gesto mezcla de interrogación y admiración en su rostro. Clara acercó su mano al mentón de Lucía en una caricia. Llegaron al fin a la cabaña.
Nada, nada era comparable con aquello, pasar del encierro y el contacto mediado con el exterior a la libertad y la interacción con la naturaleza en ese sitio, le hicieron olvidar lo virtual de su vida hasta ese momento. Con su madre, se pusieron al día contándose cosas, realizando actividades juntas, compartiendo tiempo y espacios.
..........................................................................................................................................................................
El tiempo transcurría y Lucía ya vivía en otro mundo, adaptada al sitio, a la gente, a sus obligaciones escolares y en la casa. Pero pronto cayó en la cuenta de que poco a poco, su madre desmejoraba físicamente. Más delgada, demacrada, aunque de buen ánimo siempre. Y la pregunta no se hizo esperar más.
-¿Cuándo pensabas decírmelo?- gritó Lucia desencajada. Clara le explicó entonces el por qué de su decisión de viajar al sur y lo difícil que fue permanecer en contacto con ella desde que la catástrofe comenzara a asolar al mundo. Quién iba a creerle, más bien pensarían que no estaba en su sano juicio. De hecho, su salud fue la llave que permitió el hecho de volver a estar juntas, allí y a salvo. -Pero te pierdo igual mamá... ¿por qué?- Clara no tenía esa respuesta. Pero entendía que lo aceptaba, que no necesitaba nada más que saber que Lucía sería capaz de salir siempre adelante, con independencia y determinación.
..........................................................................................................................................................................
Los meses transcurrieron y la fecha señalada llegó. Viernes 21 de diciembre de 2012. Clara, en la cama, sostenía el calendario con las fechas tachadas. Su debilidad no le permitía moverse y Lucía, con la birome, marcó por ella ese día. Pero no lo tachó, lo rodeó con un corazón. -Mamá,- le dijo suave pero con voz firme -tu sueño está cumplido. Si el mundo está o no está allá afuera, la verdad es que ya no me importa, amo este lugar, amo lo que hizo de mí y me quedé por convicción. Quedate tranquila, estoy con vos, pero no te voy a negar que me gustaría que te quedaras conmigo... un tiempo más al menos, un poco más...- llorando, Lucía cayó en la cuenta de que había crecido de golpe, pero que le costaría mucho tiempo más superar el dolor de separarse otra vez de su madre.
Clara la miró, con lágrimas en los ojos pero una sonrisa de ánimo. Éste fue el último gesto que pudo ofrecerle a su hija mientras le decía, -Cuando Dios creó el Paraíso lloró de emoción, y una gota de su llanto cayó acá, somos una lágrima del Paraíso y así vivimos y morimos.- Una respiración trabajosa y profunda le permitió terminar lo que quería decir -Te amo, Lu.