¿Qué habéis pensado en medio del derrotero cotidiano de la búsqueda vana de la certeza? ¡Oh, crédulo humano, ignorado ente, ilustre para el sufragio y solamente para ello!
Habéis puesto tu anhelo en los notables depositando la esperanza de que el vasto mundo mute su status, mas has descubierto con desconcierto que todo sigue igual por estos lares.
Allende el horizonte caerás en el precipicio, como es bien sabido que todos tendemos a caer al acabársenos el suelo y, si llegáis a sobrevivir al precipitado descenso, una vez a salvo de los gigantescos monstruos que intentarán engullirte; las tortugas que sostienen al mundo pisotearán tus carnes, abundantes por cierto a causa de tu afición a la sobremesa.
Escucha, atiende mis advertencias, pues tus límites son aquellos que te imponen los endriagos, habitantes de Burocracia, esos a quienes has de temer por su apetito voraz de celulosa. ¡No te atrevas a demostrar tu raciocinio ante ellos si es inevitable tu presencia en esa comarca rígida, cerrada y laberíntica! ¡No te atrevas a simplificar las formalidades! Lo que habréis de lograr con ello será adentrarte en sus lúgubres vericuetos para la demora de tu diligencia.
Si sois persona sensata, atended a mi alegato.
Habéis puesto tu anhelo en los notables depositando la esperanza de que el vasto mundo mute su status, mas has descubierto con desconcierto que todo sigue igual por estos lares.
Allende el horizonte caerás en el precipicio, como es bien sabido que todos tendemos a caer al acabársenos el suelo y, si llegáis a sobrevivir al precipitado descenso, una vez a salvo de los gigantescos monstruos que intentarán engullirte; las tortugas que sostienen al mundo pisotearán tus carnes, abundantes por cierto a causa de tu afición a la sobremesa.
Escucha, atiende mis advertencias, pues tus límites son aquellos que te imponen los endriagos, habitantes de Burocracia, esos a quienes has de temer por su apetito voraz de celulosa. ¡No te atrevas a demostrar tu raciocinio ante ellos si es inevitable tu presencia en esa comarca rígida, cerrada y laberíntica! ¡No te atrevas a simplificar las formalidades! Lo que habréis de lograr con ello será adentrarte en sus lúgubres vericuetos para la demora de tu diligencia.
Si sois persona sensata, atended a mi alegato.
Don Resigno Curado de Espanto, Barón de la Papeleta.