domingo, 26 de diciembre de 2010

San Telmo I

Para leer este texto, abrir el siguiente enlace en una pestaña nueva y ¡a disfrutar! San Telmo. Leopoldo Federico - Roberto Grela

   El Mercado

Me atrevo a decir que el Mercado de San Telmo tiene ese no sé qué, como las callecitas de Buenos Aires. Penetrar por su puerta es dar un paso hacia una suerte de túnel del tiempo especial, que en vez de presentarse con una espiral en blanco y negro se presenta con una envoltura de visiones y aromas particulares, donde los anticuarios flanquean las primeras y últimas miradas, con toda suerte de objetos viejos que disparan recuerdos y curiosidad. Ropa vieja, pelucas, lentes, autitos de colección, muñecas; lámparas y rejas de hierro de algún balcón que ya no existe. Revistas, libros, muebles, esculturas, pinturas; todo, todo está allí reunido esperando para contar su historia. Pero además, los puestos de frutas y verduras, embutidos, flores y comidas se unen en una sola y extraña sensación aromática de sitio desconocido, no es posible definirla sin caer en confusiones, porque los aromas de antaño se mezclan con olores del presente; en un puesto, se venden salames, longanizas y chorizos y en frente, las pretenciones románticas de las flores solamente se destacan por sus colores. En el centro del pasaje, una barra donde se ofrece comida rápida criolla y cerca, ropa, mucha ropa colgada como fantasmas al acecho; todo debajo de una estructura de hierro, maderas y vidrios, a través de la cual la luz pugna por entrar dando un aspecto de fotografía en escala de grises a todo el lugar.

http://www.panoramio.com/

Mientras miraba hacia arriba admirando la enorme claraboya
un guapo se me acercó, con su "funyi" calado de "coté". Primero me "junó de rabo" y después me "embrocó". En seguida lo "juné" como "engrupido", aunque era un "fifí". Se "daba gran "dique" con su "apronte" y ahí no más, el "cusifai" me dijo:
-¡Qué "budín" pa' festejar las fiestas en mi "bulín"!
Lo miré desde los "tamangos" hasta el "lengue" y cuando llegué a la "jeta" le escupí -Mirá, "logi", yo no soy "paica" de "farra" ni "budín" pa' tu "busarda", "rajá" de acá porque venís de "pamela".
Dándose la media vuelta, el "galleteao", se esfumó entre la penumbra de un puesto  de "pilchas" viejas. Creo que era uno de esos fantasmas que uno suele encontrarse en estos recorridos porteños.


Sitio recomendado