"¿Por qué caemos en la trampa de escuchar esas canciones que nos devuelven a la melancolía sin retorno? Esa canción en particular que te deja desgajada como un dulce cítrico maduro en manos de náufragos sedientos."
Cantar, frente al delirio del encierro, escribir, leer. Si el muro que me rodea es el mismo de tantos años, que yo misma construí, no entiendo cómo he sido capaz de treparlo, caminar sobre su borde, que no es cornisa, que no tiene nombre y sin embargo vuelvo a regresar, y tantas veces, por el mismo lado. De pie, cuando estoy abajo, pienso en el equilibrio que siempre me devuelve al punto de partida. Cuando estoy abajo, de pie. Dédalo no me ayudará, ya caí demasiadas veces y voy a querer acercar nuevamente mis alas al sol. Por ahora, la luz es una marca de sombra inquieta sobre la pared, que baja por el oeste y sube por el este y, en medio, calcina en el cenit de la angustia al coronarme.
Me carcome la razón esa tortura de no quererme vieja, porque no veo futuro, y por eso me deslizo en la idea del sueño eterno. Permítanme esta licencia, porque a veces pensar en mi muerte alivia tanta espera.
Tengo algo en mis manos, las alas inútiles de tus pies que están en guerra, por tanta insistencia de la misma vida en detenernos en medio de algo y la nuestra en entender por qué nos detuvo en esta estación fantasma, con almas penando en trenes oxidados sobre circulares rieles secos. Y el muro. Si tan sólo descolgara enredaderas desde lo alto, brazos tan fuertes como para sacarnos a ambos, si de pronto viésemos la salida, en lugar de volver una y otra vez a esta estación, en medio del laberinto de impotencia.
Pero acá estamos, ya me duele el amor del encierro, del abrazo diferente al cielo del deseo, del beso compasivo, de esta angustia compartida de no saber si existe realmente la salida. Y escucho la música del dolor que se hunde en el corazón y el ruido del dolor que articula este momento; y canto y río para tapar la angustia y me muerdo los labios porque no es bueno hablar lágrimas que no ayudan.
En esta coyuntura esperamos, en la estación donde todo se ha detenido y el mundo allá afuera gira de una manera que ya desconocemos. Quiero que salgamos juntos, quiero ver la salida escondida a nuestra esperanza, hoy, quisiera que saliésemos hoy de acá.