Percibo
tu presencia,
la muerte
que no es.
La vida
que te ofrezco
con mi sangre
espera
late
se muestra,
debajo de mi piel
para tentarte;
despejo mi cuello
expongo la fuente
fluido vital
que nos hará uno
para siempre.
Muérdeme,
hiéreme
con tu boca
deja tu marca
en mi cuerpo
en mi espíritu.
Dame
tu sangre,
príncipe eterno;
pactemos ,
sellemos
el secreto
de esta coexistencia
que intuyo
simbiótica.
Aquí me tienes,
acércate,
hazme perpetua.