Columna XX de abril en Planeta Regional
“La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes.”
John Lennon (1940-1980) Cantante y compositor británico.
Es así, queridas contemporáneas. Un conocido texto del Ánfora Etrusca habla de la autonomía de los sucesos: “Hay situaciones que uno planifica de una manera pero las cosas salen de otra forma; sin embargo, parece que cuando tienen que funcionar, funcionan con vida y determinación propia. Ergo: Hagas lo que hagas saldrá de la manera en que los mismos hechos lo decidan, coincidan o no con tus planes.”
Créanme que el correr de los años, bien o mal vividos, demuestran que todo cuanto planeamos solamente sucederá dependiendo de la misma vida y acontecimientos que son ajenos a nuestro control. Pruebas. Evaluaciones permanentes. Diagnósticos de potencialidades y probabilidades que usamos para planificar cosas que en realidad nunca sabremos que se realizarán hasta que sucedan. Eso es una condición ineludible ya que una de las eventualidades que pueden ocurrirnos es la muerte misma, que viene a interrumpir todo lo que teníamos pensado para más adelante. Y continuando con el dramatismo; una enfermedad, un accidente, cualquier cosa, mi querido ser humano, cualquier cosa es lo que puede irrumpir así sin permiso en medio de una vida perfecta o no tanto.
Alguien dirá: ¿Por qué no se le ocurrió que puede suceder que nos ganemos la lotería, que, de pronto, también puede ser uno de esos acontecimientos azarosos? Y puedo responder a eso: Porque tampoco depende de nosotros el hecho de poder disfrutar el premio o no, excepto que nos dediquemos a “vivir cada día como si fuese el último”. Frase trillada si las hay, uno cae en la cuenta que nada vale la pena más que decir un te amo cada día a quien se ama, sonreír aunque sea como ejercicio y comprobar a ver qué pasa, ignorar los gestos groseros de los demás hacia nosotros para que no nos afecte –porque siempre hay groseros dando vueltas en todos lados-, apreciar los buenos gestos de los otros –porque siempre hay gente buena a nuestro alrededor- para sentirse valorado.
En definitiva, si nos remontamos en este texto y releemos la frase de Lennon, tenemos el clarísimo ejemplo de una vida truncada por un acontecimiento que para él fue azaroso pero bien planificado por su asesino. Gandhi, otro ejemplo, un líder pacifista muerto a manos de un homicida; también Martin Luther King tuvo el mismo final: A los tres los unía su oposición a la guerra, la lucha por los derechos, una lucha pacífica.
Otro dirá: ¿Qué tengo que ver con estos tres personajes? En que si vivimos intensamente cada día luchando –entendiendo lucha sin belicismo- por todo lo cual tenemos como convicción, los acontecimientos azarosos no serán más que un lapso, un cambio de rumbo tal vez, una interrupción temporal que nos permitirá desarrollar otra cosa en el transcurso de aquellos que vemos como negativo. Nada nos indica que esto que digo sea rigurosa verdad, pero prefiero vivir de esta manera. Planificar a plazos cortos y actuar, disfrutar cada paso, enfrentar las amarguras como un paso más a transformar en algo positivo; mientras haya vida, hay posibilidades.
Una de las cosas más importantes para todo lo que precede es el amor, no hablo del romanticismo -que no es lo mío-, sino del amor por todo cuanto hacemos, ese amor que te da satisfacción por ser quien sos, por lo que hacés, y que satisface a quien está a tu lado. El amor sin egoísmos te dará paz, ese amor que se entrega por convicción y que leva el pan de cada día.
Este mes de abril, que recordamos a los caídos y ex combatientes en Malvinas, se me ocurrió contarles esto, porque, como decía Pancho Ibáñez, “todo tiene que ver con todo”.