miércoles, 17 de noviembre de 2010

De vez en cuando, algo de tristeza que se irá


Sí, es tarde. La vida nos pega tantas patadas en el culo que una se despierta inexorablemente luego de dar vueltas en la cama, encender la compu, tratar de escribir sobre esas cosas que me pasan... Nada. Tengo un sueño que me demuele, tengo un sentimiento que me duele. Pero como digo siempre, la vida nos enseña así, a veces es muy conductista; bueno, la mayoría de las veces lo es. Pero estamos en esto, mis queridos colegas humanos, y como no somos de piedra pero solemos tropezarnos con ellas no una sino varias veces, hay que apechugar, asumir y darle pelea de nuevo.

A veces parece que los inconvenientes olieran o percibiesen mi bienestar, cosa de no errarle al momento de venir a jorobar la paciencia. Entre tantas cosas que se aprenden, una de ellas es que cuando un problema tiene solución no es problema; por lo tanto, si no tiene solución, para qué darle más rosca al asunto. Esta idea no es mía, claro, es un viejo proverbio con arreglos míos.

A veces imagino la posibilidad de que cada persona al nacer debería traer un manual del usuario, especialmente si los que nacen son nuestros hijos. De sólo pensar en que mis padres hubiesen contado con el mío, la plata que me hubiese ahorrado en terapia... Pero no. Eso es para todos igual, los que no somos iguales somos cada uno de nosotros.

Ya se estarán preguntando: ¿Pero qué le pasó a a esta Fulana?, o ¿al Ánfora Etrusca?; pero no vale la pena. Una lágrima no hace al mar ni un grano de arena una playa, y yo soy nada más que eso: una lágrima y un grano de arena. Ya se perderán y se unirán al resto.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Ne regrette rien. Dans la dame française qui visite l'abri de l'amphore



‎"C'est la vie qui nous oblige à penser et à intégrer le fait de vivre de telle manière que nous avons besoin ne se repentira pas, et la meilleure façon consiste simplement à prendre la responsabilité de chaque étape."


"Así es la vida que nos obliga a pensar e integrar el hecho de vivir de tal manera que no tengamos que arrepentirnos, y la mejor manera es simplemente asumir la responsabilidad de cada paso."

sábado, 13 de noviembre de 2010

"Náufragos. Vengo de un avión que cayó en las montañas" Un documental escrito y dirigido por Gonzalo Arijón.

Las situaciones extremas en la vida suelen proveernos de una filosofía que nos permite seguir adelante. A la larga, si hemos aprovechado las experiencias, seremos sabios. Nadie está en la situación de determinar si es la sabiduría verdadera excepto nosotros mismos, viendo los resultados de cada paso que hemos de dar. Nadie le puede enseñar a nadie este tipo de entendimiento como tampoco nadie lo entiende hasta que lo vive. Es así.
Muchas veces he hablado y he escuchado hablar de temas de variado calibre, especialmente de situaciones que "otros no supieron manejar", sin tener en cuenta que desde afuera, aun sin tener el derecho de opinión, las cosas se juzgan con demasiada liviandad o con un peso escaso.
Muchas situaciones, si no se viven, no se sienten; en especial las extremas: extrema tristeza o extrema alegría. Son demasiado personales para andar juzgando. Te acompañaré en el sentimiento cuando lo haya sentido, por ahora, te acompaño a vos; eso deberíamos expresar.
Hace un rato vi un documental excelentemente realizado en el 2007 sobre la tragedia de los Andes, ocurrida en 1972, desde un ángulo nada sensacionalista, ni sangriento ni morboso; testimonios luego de treinta y cinco años. Me llamó la atención el título: "Náufragos. Vengo de un avión que cayó en las montañas", sin embargo, ese naufragio tiene otras connotaciones y el resto del título es parte de la nota que pudieron arrojar al otro lado del río y que sirvió para que los ayudaran. No voy a contar los sucesos bien conocidos por tantos infames tratamientos novelados de la cuestión: simplemente, la experiencia y el tiempo, revelaron una reflexión que solamente se logra por la experiencia.
Excelente documental, excelente tratamiento. Vale la pena verlo y especialmente escucharlo.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Notas sobre el Licenciado Próspero Grullo. Por Juanse Guido Res. Segunda parte.

Al salir de la agencia nos subimos a mi auto, en esa época yo tenía un Flíat 600 modelo 72, ahora tengo un Maudi Coupé último modelo, pero ese es otro tema que no viene al caso por ahora; veremos si más adelante se justifica comentar tan conveniente cambio. El caso es que Próspero tenía y aún conserva un cuerpo bastante voluminoso producto de sus años de sedentarismo sentado frente al televisor y le costaba bastante acomodarse a los escasos espacios del vehículo. Nos dirigimos hacia la mansión familiar del licenciado, que, a pesar de sus grandes dimensiones, las de la mansión, no hablo ahora de las del licenciado; alberga solamente a dos personas: Próspero y yo, que lo acompaño todo el tiempo excepto cuando alguna cita me requiere y utilizo alguna habitación más alejada para tener intimidad, entonces somos tres. La familia, de apellido más que reconocido en muchas partes del mundo, no tiene ni ha tenido nunca tiempo disponible para este familiar, pero sí dinero.
Cuando llegamos a la casa, descendimos del Flíat; tuve que ayudarlo a bajar desencajando su porte de la puerta, y se fue derecho a su habitación para comenzar a preparar las valijas. Yo, mientras tanto me quedé leyendo el folleto de la agencia con el itinerario que, por supuesto, fue elaborado muy cuidadosamente para que el viaje fuese lo más largo y costoso posible y así dejar satisfecho el requerimiento de Próspero y los bolsillos de los vendedores. Saldremos del aeropuerto de la ciudad de Bostan, que queda a unos cinco kilómetros de este sitio, abordaremos el avión que nos llevará haciendo escalas en las ciudades más conocidas del mundo hasta llegar a Australia y volveríamos por la misma ruta hasta el aeropuerto de Bostan desde donde una combi nos llevaría hasta el camping, distante unos cincuenta kilómetros de aquí. -Ridículo.- Pensé.
Volví a la agencia, en donde todavía se estaban contando anécdotas del "gordo loco lleno de guita", que "parece que usa peluca" y que "debe ser un excéntrico que no sabe cuánta tiene". Cuando entré, se hizo gran silencio general y un vacío de personal difícil de llenar. Pedí hablar con el gerente. El tipo, se hizo esperar, evidentemente buscaba darse tiempo para defender la venta realizada. Al fin apareció, con una gran sonrisa y amabilidad extrema.
-Vos y yo sabemos muy bien de lo que se trata este asunto.- Dije.
-En realidad no sé si comprendo.- Replicó.
-Ese es el problema, no comprender o no entendernos; pero te la hago corta: Si voy a acompañar a esta persona durante todo el viaje, lo que pretendo es conocer el mundo, disfrutar de cosas que nadie pueda disfrutar a menos que sea millonario como él y pasarla muy bien. No pienso bajar de un avión y subirme a otro para terminar en el camping. ¿Nos estamos entendiendo?
-El tipo está loco.- Ante esta afirmación del gerente pasé a un trato formal, distante; se tomaba muchas atribuciones.
-A usted no le incumbe.- Le respondí secamente. -Elíjame destinos exóticos, extraños, de esos que nadie se anima a visitar, ya sabe, el precio no importa. Me cambia todo esto pero me deja el destino final.
Me fui de allí, habiendo acordado que nos indicarían los destinos una vez que abordáramos el primer avión con rumbo a Río de Janeiro. La aventura del moderno Quijote comenzaba, yo era algo así como su Sancho, pero esbelto e inteligente, y con distintos objetivos, claro.




miércoles, 10 de noviembre de 2010

Notas sobre el Licenciado Próspero Grullo. Por Juanse Guido Res. Primera parte

Desde hace algunos años estoy acompañando al Licenciado Próspero Grullo. Debo decir que esta persona sobre la cual derribaré algunos mitos y edificaré otros, es un ser humano que ha tenido la enorme suerte de nacer en una familia muy adinerada de las afueras de la gran ciudad de Bostan, capital de Brown River, al norte de Silver Water. Esto le permitió dedicarse con toda su humanidad a mirar tanta televisión como las horas de los días y noches se lo permitían; pero eso sí, en los últimos tiempos el problema que pude observar es que llegó a un punto en que no discriminaba si estaba viendo un informativo, un documental, una película o programas de la más variada índole.
Allí comenzó con este afán por ponerse a explicar las cuestiones sobre la incomunicación o lo que él llama el "desentendimiento". Antes era un hombre absolutamente sedentario, ya que le gustaba la pantalla grande y no esos televisores pequeños que muchas veces le ofrecí para que saliera a caminar un poco sin perderse nada de la programación, pero un día, impulsado por una fuerza que debió semejarse a un pellizco en las nalgas, se levantó y dijo, resuelto: "Vamos a observar por nosotros mismos lo que está pasando allá afuera." Y así fue como comenzó todo, nadie pudo detenerlo en su empresa; por lo tanto me vi obligado a seguirlo hasta el día de la fecha y quién sabe por cuánto tiempo más.
Como antes comenté, el dinero no ha sido impedimento para que fuese a cuanto sitio se le ocurriese, el problema es que quiso viajar en primer lugar a Narnia y de regreso, pasaría por Kampung Sebula; le vendieron algunos boletos, viendo su insistencia y conteniendo unas poderosas carcajadas que se oían desde una oficina del fondo del local de la agencia de viajes. Nos miraron a los dos con piedad, diría yo, miradas que devolví de la misma manera, miradas que el licenciado interpretó como envidiosas.
Uno de los empleados era el encargado de resolver la situación y procedió a explicarnos, en voz alta como si fuésemos sordos y articulando cada palabra con mucho cuidado.
-Los vuelos a Narnia fueron cancelados por orden expresa de Aslan hasta que se solucione un problemita con la Bruja Blanca, hasta entonces, la pista de aterrizaje estará llena de hielo, por lo tanto, inutilizable.
-¡Jah!- Dijo Próspero, y en soliloquio agregó -Ésto me huele mal.
Nuevas carcajadas contenidas desde el fondo del pasillo y el mismo empleado nos entrega unos folletos con la información sobre "Camping SEBULa", que es un lugar de veraneo del "Sindicato de Empleados del Banco Unión Latinoamericana".
El licenciado observó con atención y leyó: -"Kampung Sebula", bien, bien. Estoy seguro que esto costará mucho bastante y tendremos varias unas cuantas escalas en diferentes partes del mundo hasta que lleguemos al destino destinado.
-¡Seguro!- replicó el empleado- Pregúntele a Dolina, si no.
Ya las risas eran incontenibles; yo miraba a Próspero con cierta ansiedad por saber cómo reaccionaría, entonces dijo: -Bueno, dígame cuál es el precio del importe del viaje para nosotros ambos dos.
Mis ojos se quedaron clavados, perdidos en la cifra etérea que la agencia pedía por el viaje programado para el licenciado. Una vez terminados los trámites, atravesamos la puerta de salida y oí descorchar una botella de champagne, entre risas y festejos. Tal vez fuese sidra, no lo sé; no quise mirar atrás.




martes, 9 de noviembre de 2010

Breve informe sobre el entendimiento II. Por Próspero Grullo.

Volviendo al problema del desentendimiento crónico, producto no de una sordera del oído interno, sino de prestar atención a otra cosa mientras se nos está hablando diciendo alguna cosa, debería proceder a explicar un par de dos cosas. El desentenderse no es lo mismo que el desentendimiento, lo primero que está en primer lugar pasa por no hacerse cargo y lo segundo, que está en segundo lugar, por un desprendimiento del cerebro que se evade evadiéndose a alturas inestimables que no se pueden estimar. Si bien mis teorías son gravemente refutadas, me importa un pito, soy un tipo autodidacta que se instruye solo, que se basa en la experiencia y no en esos estudios concienzudos a conciencia de tantos tipos, que se pasan la vida estudiando en un escritorio sin ver las cosas en la realidad cotidiana de los acontecimientos, de las conversaciones en las que la gente o no dice nada o dice de todo, total, nadie entiende nada.
Para aclarar las cosas, digo que el desentendimiento es la cuestión básica de base en las situaciones de incomunicación: el otro que recibe lo que digo es un bruto, un ignorante que no consigue hacer que su mente permanezca permaneciendo en el sitio correcto cuando uno le habla o le gesticula. Para ejemplificar el asunto, hace un tiempo, a una señorita muy bonita le guiñé un ojo; mostró su incapacidad de "entendimiento" cuando salió exactamente corriendo en carrera veloz hacia el lado contrario opuesto al que yo pretendía, que era al lado mío, o sea, a mi lado.
Yo soy un tipo que se hace entender, porque suelo aclarar las cosas inmediatamente después de decirlas, es decir, seguidamente al acto del decir en el momento, en el instante en que veo esas miradas confundidas de confusión. Aristóteles solía decir que "Los grandes conocimientos engendran las grandes dudas", y ¡éeeeso es exactamente lo que inspiro!: "Grandes dudas" que surgen de mis grandes conocimientos conocidos por mí, de los saberes de la experiencia.

Breve informe sobre el entendimiento. Por Próspero Grullo.

A ver, a veraver, ejjjemmm. Nada y todo nos indica que la cuestión del entendimiento, por más que le demos vueltas se queda en el mismo sitio para algunos. ¿Y de qué depende eso? Ya respondo. Depende, pues, del interés del uno por entender al otro y viceversa, del interés del otro por conocer al uno. Y hablando de los hunos, con hache, ellos se entendían en su lengua altaica y con los demás a las patadas y rompiendo cuellos y así... No hay manera, no hay manera porque el entendimiento sobrevenía a fuerza de soga al cogote, por así decirlo, y el otro se moría irremediablemente dejando a todos sin saber con certeza si había entendido o no.
Otra cuestión que tiene que ver con el entendimiento la encontramos en los rituales de los achicadores de cabeza, para que se entienda mejor, ya que se trata de eso precisamente, los reductores de cabezas. Según mis propias investigaciones estos seres salvajes, en estado de incivilización, creían que si le achicaban la cabeza al otro, absorberían lo que les querían dar a entender. Algunos aborígenes dicen haber entendido los gestos agradecidos de los otros cuando el cuchillo se acercaba a su cuello, igual a los de ellos cuando las mujeres les ofrecían los alimentos; y así le daban para adelante con el ritual. Pero tampoco se sabe si funcionó porque no quedaba vivo el interesado en hacerse entender como para poder debatir alguna cosa y yo no quise arriesgarme a explicarles nada.
Hoy en día, y luego de muchos años de experiencias de campo, puedo decir que en nuestra civilización encontramos ambas de las metodologías aplicadas por los hunos y por los achicadores de cabeza: Si no entienden vean televisión.
Así que mi conclusión, por hoy y para terminar, por el momento es que cuando dos personas no se entienden, no se entienden; mucho menos si son muchos al mismo tiempo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Malos entendidos III: Las dos campanas a la vez

-Hola, Carmen, te llamo porque no entiendo por qué los papeles los tengo que presentar por triplicado; vos el otro día me comentaste y yo no sé si será tan así porque no sería necesario, estas cosas siempre me sacan de quicio porque si tengo que dejar una carpeta en el ministerio y la otra en la escuela para qué carajos quiero dejarme otra para mí con exactamente los mismos papeles, la verdad es que podría obviarse...
-No, mirá, te lo leo porque me parece que no nos estamos entendiendo...
-No, no te vas a poner a leerme ahora el reglamento por teléfono que me va a costar una fortuna...
-Sí, bue, pero sabés que no...
Es que no sé en realidad que no qué, ¡eh?...
-Ahá, te escucho.
¿Me escuchás bien? porque se me corta un poco lo que decís...
-Sí te escucho bien. Debés tener porca batería, poca, poca batería sí.
-¡Jajjajjj! ¿"Porca" batería? ¡La sangre gringa te brota!...
-Jeje, me salió la tanada sí, decime, esa boludez la escuchaste.
-¿Qué boludez escuché?...
-¡No!, ¡que esa tozudez la desechaste!
-¿Tozudes? ¿qué cosa deseché? estás diciendo cualquiera...
-¿Cómo que cualquiera?, no te digo cualquiera, es que es una testarudez tratar de resolver una cuestión sin haber entendido bien de qué se trata.
-No, yo entendí per-fec-ta-mente, se hace por triplicado, tres carpetas al pedo total, podría hacer fotocopia de la que queda en la escuela en el caso de que lo necesite y no tenerla guardada al pedo en casa, ¿en el reglamento no dice nada de que se pueda obviar una de las carpetas?...
-Ahá. Te lo leo entonces, "Se presentarán por tripli..."
-¡Sí ya sé, por tri-pli-ca-do! eso ya lo sé, pasá a otra parte en todo caso pero no me lo leas ahora que no tengo tiempo y se me agota la batería y el cargador anda como el culo, tengo que comprarme uno nuevo, pero el caso es que no entiendo por qué son tres y no dos y nada más pero es más retórica la cosa que para esperar una respuesta concreta en realidad...
-Pero ¡qué tarada, cerrá la jeta Flora!
-¿Cóoomo tarada y que cierre la jeta? ¡No me hables de esa manera!...
-¡No! ¿Ves que entendés lo que querés? No, no te dije "tarada", te dije que qué pavada, cerrá la carpeta ahora...
-¡Ah!, jeje, entendí otra cosa, perdón, bueno cierro las carpetas y las mando pero mando dos y a la bosta...
-Por tripli...
-Y dale con el triplicado, es al pedo por triplicado...
-Sí, y bue, pero es así.
-Esa es la burocracia de mierda en la que nos tenemos que mover, se talan millones de árboles para hacer papel y éstos te hacen gastar en papel y más papel, hoy con los medios electrónicos nos ahorraríamos cantidades de papel...
-Burocracia nada más.
-No, no me lo leas ahora que gasto fortuna en celular y se me termina la batería ¡qué boluuuda! lo podría haber cargado anoche y me olvidé pero como anda para el traste el cargador también...
-Bueno, no te lo leo entonces ¿entendiste?
-Sí entendí, entendí...
-Bue.
-Estaba pensando que nos podríamos encontrar para salir, podríamos ir a ese boliche para mayores, aunque pasan cumbia y a mí no me gusta pero a vos sí, podríamos arreglar...
-Dale. Cuando quieras, no hay probl...
-O si no pensaba que podría pasar por tu casa uno de estos días a tomar unos mates, pero amarguitos, porque no estoy consumiendo azúcar, sabés, me deshinché un montón desde que dejé de consumir tanta azúcar...
-Sí. Gra... bue, cla, veo porque no estoy nunca en cas...
-Tendrías que verme cómo estoy ahora...
-Ah... Se, ajá, buen... No te escuch...
-¿Ahora me escuchás?...
-No se oye bien, no.
-No, yo sí te escucho...
-¡uh! no se escuch...
-Te decía que...
-¡Andá a la mierda!
-¿A la mierda? ¿qué te pasa?
-¡No! Que no te pierdas.
-¡Ah!, otra vez, perdón te entendí mal, no, no me pierdo, te mando un abrazo y te llamo en cualquier momenti... (piiiiiiiiii)
-Sí, abraz...

Malos entendidos II: En simultáneo

-Hola, Carmen, te llamo porque no entiendo por qué los papeles los tengo que presentar por triplicado; vos el otro día me comentaste y yo no sé si será tan así porque no sería necesario, estas cosas siempre me sacan de quicio porque si tengo que dejar una carpeta en el ministerio y la otra en la escuela para qué carajos quiero dejarme otra para mí con exactamente los mismos papeles, la verdad es que podría obviarse... No, no te vas a poner a leerme ahora el reglamento por teléfono que me va a costar una fortuna...Es que no sé en realidad que no qué, ¡eh?... ¿Me escuchás bien? porque se me corta un poco lo que decís... ¡Jajjajjj! ¿"Porca" batería? ¡La sangre gringa te brota!... ¿Qué boludez escuché?... ¿Tozudes? ¿qué cosa deseché? estás diciendo cualquiera... No, yo entendí per-fec-ta-mente, se hace por triplicado, tres carpetas al pedo total, podría hacer fotocopia de la que queda en la escuela en el caso de que lo necesite y no tenerla guardada al pedo en casa, ¿en el reglamento no dice nada de que se pueda obviar una de las carpetas?... ¡Sí ya sé, por tri-pli-ca-do! eso ya lo sé, pasá a otra parte en todo caso pero no me lo leas ahora que no tengo tiempo y se me agota la batería y el cargador anda como el culo, tengo que comprarme uno nuevo, pero el caso es que no entiendo por qué son tres y no dos y nada más pero es más retórica la cosa que para esperar una respuesta concreta en realidad... ¿Cóoomo tarada y que cierre la jeta? ¡No me hables de esa manera!... ¡Ah!, jeje, entendí otra cosa, perdón, bueno cierro las carpetas y las mando pero mando dos y a la bosta... Y dale con el triplicado, es al pedo por triplicado... Esa es la burocracia de mierda en la que nos tenemos que mover, se talan millones de árboles para hacer papel y estos te hacen gastar en papel y más papel, hoy con los medios electrónicos nos ahorraríamos cantidades de papel... No, no me lo leas ahora que gasto fortuna en celular y se me termina la batería ¡qué boluuuda! lo podría haber cargado anoche y me olvidé pero como anda para el traste el cargador también... Sí entendí, entendí... Estaba pensando que nos podríamos encontrar para salir, podríamos ir a ese boliche para mayores, aunque pasan cumbia y a mí no me gusta pero a vos sí, podríamos arreglar... O si no pensaba que podría pasar por tu casa uno de estos días a tomar unos mates, pero amarguitos, porque no estoy consumiendo azúcar, sabés, me deshinché un montón desde que dejé de consumir tanta azúcar... Tendrías que verme cómo estoy ahora... ¿Ahora me escuchás?... No, yo sí te escucho... Te decía que... ¿a la mierda? ¿qué te pasa? ¡Ah!, otra vez, perdón te entendí mal, no, no me pierdo, te mando un abrazo y te llamo en cualquier momenti... (piiiiiiiiii)

domingo, 7 de noviembre de 2010

Malos entendidos

-No, mirá, te lo leo porque me parece que no nos estamos entendiendo... Sí, bue, pero sabés que no... ahá, te escucho. Sí te escucho bien. Debés tener porca batería, poca, poca batería sí. Jeje, me salió la tanada sí, decime, esa boludez la escuchaste. ¡No!, ¡que esa tozudez la desechaste!, ¿cómo que cualquiera?, no te digo cualquiera, es que es una testarudez tratar de resolver una cuestión sin haber entendido bien de qué se trata. Ahá. Te lo leo entonces, "Se presentarán por tripli..." pero ¡qué tarada, cerrá la jeta Flora! ¡No! ¿Ves que entendés lo que querés? No, no te dije "tarada", te dije que qué pavada, cerrá la carpeta ahora... Por tripli... Sí, y bue, pero es así; burocracia nada más. Bueno, no te lo leo entonces ¿entendiste?, bue. Dale. Cuando quieras, no hay probl... sí, gra... bue, cla, veo porque no estoy nunca en cas... Ah... Se, ajá, buen... No te escuch... no se oye bien, no, ¡uh! no se escuch... ¡Andá a la mierda! ¡No! Que no te pierdas. Sí, abraz...

sábado, 6 de noviembre de 2010

Solamente una ampolla

Si una zapatilla me saca una ampolla, me saca de mí. Si bien hay cosas peores en la vida que esa nimiedad pedestre, lo cierto es que duele casi tanto como un martillazo constante en el dedo más chiquito del pie a cada paso alternado. Ahora duele, ahora va a doler de nuevo; ahora dueeele y ah... otra vez; y así.
El roce del calzado se hace áspero y rústico, como tratar de limarse las uñas con una lija gruesa. Y punza, con un pinchazo que cruza todo el ser hasta la coronilla; y es allí donde descubro que existe una relación estrecha entre los dedos de mis pies y las puntas de mis pelos.
Pero tengo que seguir andando, y ahí se me asoma esa lágrima contenida que me sale del pecho apretado, de mi garganta cerrada y del esfuerzo por evitar que mi rostro se desdibuje, ya que no es una cara que pertenezca a un cuerpo afecto al estoicismo. No señor. Duele. Y duele en serio.