Desde hace algunos años estoy acompañando al Licenciado Próspero Grullo. Debo decir que esta persona sobre la cual derribaré algunos mitos y edificaré otros, es un ser humano que ha tenido la enorme suerte de nacer en una familia muy adinerada de las afueras de la gran ciudad de Bostan, capital de Brown River, al norte de Silver Water. Esto le permitió dedicarse con toda su humanidad a mirar tanta televisión como las horas de los días y noches se lo permitían; pero eso sí, en los últimos tiempos el problema que pude observar es que llegó a un punto en que no discriminaba si estaba viendo un informativo, un documental, una película o programas de la más variada índole.
Allí comenzó con este afán por ponerse a explicar las cuestiones sobre la incomunicación o lo que él llama el "desentendimiento". Antes era un hombre absolutamente sedentario, ya que le gustaba la pantalla grande y no esos televisores pequeños que muchas veces le ofrecí para que saliera a caminar un poco sin perderse nada de la programación, pero un día, impulsado por una fuerza que debió semejarse a un pellizco en las nalgas, se levantó y dijo, resuelto: "Vamos a observar por nosotros mismos lo que está pasando allá afuera." Y así fue como comenzó todo, nadie pudo detenerlo en su empresa; por lo tanto me vi obligado a seguirlo hasta el día de la fecha y quién sabe por cuánto tiempo más.
Como antes comenté, el dinero no ha sido impedimento para que fuese a cuanto sitio se le ocurriese, el problema es que quiso viajar en primer lugar a Narnia y de regreso, pasaría por Kampung Sebula; le vendieron algunos boletos, viendo su insistencia y conteniendo unas poderosas carcajadas que se oían desde una oficina del fondo del local de la agencia de viajes. Nos miraron a los dos con piedad, diría yo, miradas que devolví de la misma manera, miradas que el licenciado interpretó como envidiosas.
Uno de los empleados era el encargado de resolver la situación y procedió a explicarnos, en voz alta como si fuésemos sordos y articulando cada palabra con mucho cuidado.
-Los vuelos a Narnia fueron cancelados por orden expresa de Aslan hasta que se solucione un problemita con la Bruja Blanca, hasta entonces, la pista de aterrizaje estará llena de hielo, por lo tanto, inutilizable.
-¡Jah!- Dijo Próspero, y en soliloquio agregó -Ésto me huele mal.
Nuevas carcajadas contenidas desde el fondo del pasillo y el mismo empleado nos entrega unos folletos con la información sobre "Camping SEBULa", que es un lugar de veraneo del "Sindicato de Empleados del Banco Unión Latinoamericana".
El licenciado observó con atención y leyó: -"Kampung Sebula", bien, bien. Estoy seguro que esto costará mucho bastante y tendremos varias unas cuantas escalas en diferentes partes del mundo hasta que lleguemos al destino destinado.
-¡Seguro!- replicó el empleado- Pregúntele a Dolina, si no.
Ya las risas eran incontenibles; yo miraba a Próspero con cierta ansiedad por saber cómo reaccionaría, entonces dijo: -Bueno, dígame cuál es el precio del importe del viaje para nosotros ambos dos.
Mis ojos se quedaron clavados, perdidos en la cifra etérea que la agencia pedía por el viaje programado para el licenciado. Una vez terminados los trámites, atravesamos la puerta de salida y oí descorchar una botella de champagne, entre risas y festejos. Tal vez fuese sidra, no lo sé; no quise mirar atrás.